Crítica de película: Los Frikis: La vida en Cuba en la década de 1990: decisiones difíciles para sobrevivir y amor a la música

Dirigida y escrita por Michael Schwartz y Tyler Nilson (The Peanut Butter Falcon), la película está inspirada en hechos reales y ambientada en la subcultura punk de Cuba de la década de 1990. Los Frikis es una poderosa historia de madurez centrada en Gustavo (Eros de la Puente), quien idolatra a su hermano mayor Paco (Héctor Medina) y sus compañeros de banda punk. A medida que la opresión y la pobreza extrema se apoderan de ellos, Los Frikis adoptan una postura desesperada y desafiante al inyectarse intencionalmente el VIH para obtener refugio en un sanatorio administrado por el gobierno. Allí, en un mundo diseñado para el aislamiento, crean su propia utopía anárquica, un oasis de rock ‘n’ roll, alegría, libertad y aceptación.

Si bien la historia está inspirada en hechos reales, la película no se filma en Cuba. Fidel Castro prohibió durante décadas la música rock (la música de la que se decía que es “del enemigo”). No debía haber escuchar música rock, ni tocarla en vivo. En la historia de Los Frikis, muchas personas luchan por obtener las porciones más exiguas de comida para sus familias. Dos hermanos cubanos, Gustavo (Eros de la Puente) y Paco (Héctor Medina), ya no tienen a sus padres y tienen como tutor a un tío, quien también está sintiendo la misma presión de la crisis económica. Paco lidera una banda de punk underground, que sigue buscando la libertad de rockear e impulsando el movimiento “Los Frikis”.

Conseguir comida era muy difícil y se muestra una escena de elección limitada para una comida esa noche. Esta no es una parte fácil de ver de la película.  Es obvio que Gustavo no era tan intrépido como Paco, pero ellos determinan las decisiones que deben tomar para su respectiva supervivencia. Mientras Paco sugiere que busquen formas separadas de sobrevivir, Gustavo abandona su opción y navega por su propio camino para mantenerse cerca de su hermano. 

Paco (Héctor Medina) y sus amigos punk rockeros se enteran de la existencia de un sanatorio financiado por el gobierno donde las personas con VIH eran alojadas con comida, refugio y sus propias camas. A pesar de no saber mucho sobre la enfermedad, se inyectan el VIH, se hacen la prueba y viven aislados de las comunidades que conocen. Gustavo (Eros de la Puente) encuentra la manera de ser etiquetado como VIH positivo. Al poco tiempo, se encuentra transportado al mismo sanatorio que Paco, pero también encuentra el amor con la cuidadora de las instalaciones, María (Adria Arjona). La vida parece una utopía, pero esconderse del gobierno cubano y de otros residentes también es una forma difícil de vivir a diario, mirando por encima del hombro el peor día de su vida.

Adria Arjona (Blink Twice, “Hit Man” Netflix) es una cuidadora libre de VIH, dirige el sanatorio y supervisa las reuniones con los representantes del gobierno. Es una de las pocas mujeres en el elenco que está muy dominada por los hombres entre la comunidad enferma. Es amable con todos, pero hay algo especial que encuentra en Gustavo. Eventualmente, actúan según su admiración mutua, pero esto tampoco es seguro.

A pesar de la gran música de la época y la hermosa cinematografía de Santiago González, la realidad del número de muertos por la enfermedad no se pasa por alto. Es posible que se les haya dado un rayo de esperanza a través de las noticias a través de video y otras fuentes, pero sus vidas junto al mar con una sensación de libertad duran solo un tiempo.

Producido por: Phil Lord, Christopher Miller, Jordan Fudge, Jeremy Allen, Aditya Sood, Rebecca Karch Tomlinson, Tyler Nilson y Michael Schwartz

Producción ejecutiva: Adria Arjona y Anthony Mark y coproducción de: Héctor Medina y Tess Cohen

Fuente: New Slate Ventures, Wayward/Range, LM Production, A Lucky Treehouse Film

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