Por Liz Lopez
Rating: B
El largometraje “The Death of Stalin” no es totalmente nueva, al ser que se lanzo en el Festival de cine internacional Toronto y después en los Estados Unidos en Austin, Texas durante Fantastic Fest el septiembre pasado. La obra cinematográfica es dirigida y escrita por Armando Iannucci (creador de la serie “Veep” en HBO) en colaboración con David Schneider e Ian Martin, adaptado del libro gráfico por Fabien Nury. La obra es una brillante sátira de la política moderna, aunque es situada en Moscow en la década 1950 cuando falleció el dictador Joseph Stalin. Como va el dicho, “ni está el cuerpo frio”, pero eso no deja de que se inicia la lucha del poder del país por el equipo de ministros del gobierno – entre ellos, Nikita Khruschev (Steve Buscemi), Georgy Malenkov (Jeffrey Tambor), Vyacheslav Molotov (Michael Palin) y Lavrentiy Beria (Simon Russell Beale). El guion y actuación del elenco es muy chistoso del cual recomiendo que no se lo pierda.
Todo el elenco habla inglés, pero de todo tipo de acento – Americano de los Estados Unidos, Británico y escoses. Es más, ni hacen la menor intención de tratar de tener acento Ruso como los personajes que interpretan. Para algunos espectadores les molestara, pero para mí es parte de la sátira del guion. Todos los ministros serán diferentes y con diferentes intenciones, pero buscan el poder de cualquier manera. Puede ser situada este guion en otro país, pero hay tanto de similar como que portan los políticos y staff de los Estados Unidos, es difícil no hacer comparación.
Hay que advertir que mucho del guion contiene insultos y maldiciones, en particular del hijo borracho de Stalin, Vasily (Rupert Friend), y con mucha razón lo tienen fuera del público por su bienestar. La hija de Stalin (interpretada por la actriz Andrea Riseborough) al contrario es bastante lista para poder asegurar que siga con vida entre todo el caos del gobierno.
Hay varias escenas que me gustan en particular, pero no voy a contar todo. Una de las escenas es cuando Stalin le gusta un concierto que escucha por la radio. Pide una grabación personal después de que se termina el concierto. Lo que tiene que pasar el ingeniero para lograr el pedido es muy chistoso porque esto sucede antes de la temporada de tecnología que tenemos ahora en día. Otra escena es cuando los ministros buscan un médico que atienda a Stalin en su cuarto, pero parece que el dictador elimino a la mayoría. Y espera cuando se inicia la procesión funeraria y todos los ministros se quieren dar la importancia de entra en la fila de autos. Saltan las carcajadas, al ver se comportamiento de imbécil.